En palabras de
su autora, “aprender a perder es también aprender a vivir, y esto es lo que
hace la protagonista de esta historia tras la muerte de su marido. Giuliana
encuentra refugio en un mundo virtual, el que brindan las nuevas herramientas
de comunicación y relaciones sociales.”
La muerte
fulminante de su marido deja a Giuliana devastada y sola con dos hijas
pequeñas. Superar un día tras otro está poniendo a prueba su resistencia y su
imaginación, mientras pasa de la incredulidad al enfado, y de ahí a la
idealización de su relación con Willian.
Descubre
entonces, además de irrepetibles momentos que su memoria convoca una y otra
vez, el legado más hermoso de William: una intensa red de relacones que le
traerán una nueva forma de estar en el mundo y le enseñarán, gracias al apoyo
de los demás, que aprender a perder es aprender a vivir.
A través de
conversaciones, recuerdos, comentarios espontáneos de las redes sociales,
escenas cotidianas, con vitalidad y sin dramatismo, y un cicatrizante sentido
del humor, Carmen Amoraga construye una novela íntima y universal sobre el amor
y la pérdida, el valor de lo vivido y lo por vivir.
La vida no es
tan solo sobrevivir. Ante la pérdida de alguien o frente a un cambio sustancial
e importante, debemos pasar por una etapa de adaptación, en términos
psicológicos, el duelo. A veces, las redes sociales ayudan en estos nuevos
planteamientos. Puede que los detractores de las redes sociales cambien de
opinión al leer esta historia "llena de vida y positivismo" que
cuenta cómo Giuliana, su protagonista, se enfrenta a la muerte de su marido,
William, y sale adelante, sigue viviendo, cuando se da cuenta de que fantasear
con algo vivido significa que puede volver a ocurrir.
La chispa que inspira esta novela es la historia de una amiga de Amoraga, una argentina que se muda a un pueblo de Valencia, a su marido le diagnostican cáncer y el pronóstico no se cumple. Él, usuario activo de Facebook, en el lecho de muerte le dicta los últimos posts y le pide que cuando fallezca siga haciendo lo propio. "Las publicaciones que la protagonista de La vida era eso escribe el 29 de cada mes (día de la defunción) son reales, menos el último. A partir de ahí todo es ficción; quería que el personaje de Giuliana fuera introvertido, con una enfermiza timidez, que usase Facebook y, a veces, confundiera la vida virtual con la real", explica Amoraga.
"Me gusta leerte en Facebook porque pareces feliz", le dice en un momento Marie, la hija mayor. Es entonces cuando se da cuenta de que tiene que seguir adelante. La vida era eso "es un homenaje a todas las personas que se levantan cuando la vida les tumba. Es una gran batalla; a veces se gana y otras se pierde", y la vida es lo que ocurre mientras se libera la pelea. Pero a pesar de la crudeza de lo narrado hay espacio para la lucha y la superación con un trasfondo "positivo y lleno de vida", matiza.
La chispa que inspira esta novela es la historia de una amiga de Amoraga, una argentina que se muda a un pueblo de Valencia, a su marido le diagnostican cáncer y el pronóstico no se cumple. Él, usuario activo de Facebook, en el lecho de muerte le dicta los últimos posts y le pide que cuando fallezca siga haciendo lo propio. "Las publicaciones que la protagonista de La vida era eso escribe el 29 de cada mes (día de la defunción) son reales, menos el último. A partir de ahí todo es ficción; quería que el personaje de Giuliana fuera introvertido, con una enfermiza timidez, que usase Facebook y, a veces, confundiera la vida virtual con la real", explica Amoraga.
"Me gusta leerte en Facebook porque pareces feliz", le dice en un momento Marie, la hija mayor. Es entonces cuando se da cuenta de que tiene que seguir adelante. La vida era eso "es un homenaje a todas las personas que se levantan cuando la vida les tumba. Es una gran batalla; a veces se gana y otras se pierde", y la vida es lo que ocurre mientras se libera la pelea. Pero a pesar de la crudeza de lo narrado hay espacio para la lucha y la superación con un trasfondo "positivo y lleno de vida", matiza.
- LA AUTORA:
Carmen Amoraga
Toledo nace en Picaña, Valencia, en 1969. Es licenciada en
ciencias de la información y ha trabajado para radio y televisión. Columnista
del diario Levante y colaboradora en tertulias en Punto Radio,
Ràdio 9 y canal 9, en la actualidad es asesora de relaciones con los medios de
comunicación del rectorado de la Universitat de València. Colabora con la
Cadena Ser y también publica artículos en la Cartelera Turia.
Ésta es su obra
literaria:
- 1991: "Para que nada se pierda", galardonada con el II Premio de Novela Ateneo Joven de Sevilla.
- 2000: "Todas las caricias".
- 2003: "La larga noche", premio de la Crítica Valenciana.
- 2006: "Palabras mas, palabras menos."
- 2007: "Algo tan parecido al amor", finalista del Premio Nadal de 2007.
- 2009: "Todo lo que no te contarán sobre la maternidad".
- 2010: "El tiempo mientras tanto", finalista del Premio Planeta en 2010.
- 2012: "El rayo dormido".
- 2013: "La vida era eso", Premio Nadal en 2014.
La obra,
publicada por la editorial Destino, sale con el precio de 19,50 €.
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